dimecres, 3 de juliol del 2013

Empezar bien el día

Para empezar la jornada con energía no hay nada como realizar un ritual para activar los sistemas orgánicos antes de levantarse y efectuar algunos ejercicios respiratorios.


Ejercicios Respiratorios
Nos sentamos en el borde de la cama y con la ventana abierta:

  • Nos sonamos para despejar las vías respiratorias.
  • Inspiramos profundamente y espiramos con la boca abierta diciendo "aaaaa".
  • Inspiramos por la nariz e iniciamos una docena de espiraciones e inspiraciones, inclinándonos un poco hacia delante.

El tiempo que transcurre entre el despertar y el inicio de las actividades del día es importante. Estas son algunas medidas para levantarse con buen pie:

Antes de salir de la cama, es una buena medida beber lentamente un vaso de agua mineral. Esta práctica pone en marcha los mecanismos depurativos tras el descanso nocturno.

Luego conviene recostarse sobre el costado derecho - donde se encuentra el hígado - y permanecer en esa posición durante unos minutos para estimular la actividad de este órgano.

Tendidos sobre la espalda, podemos provocar un reflejo de bostezo. Estirarse y bostezar varias veces es un buen ejercicio matutino para despertar los pulmones.

Podemos analizar cómo nos sentimos antes de incorporarnos. Es posible que el sueño haya resultado completamente reparador, pero también es probable que se manifiesten diversas molestias. Puede deberse a que la cena no fue adecuada o la cama no es idónea.

La manera de incorporarse es ponerse de lado, flexionar las rodillas y sentarse de forma natural con ayuda de las manos.



Una buena ducha
La ducha elimina las impurezas - sudor y secreciones de la piel - gracias a la potencia del chorro de agua, al tiempo que ejerce un masaje sobre los millares de terminaciones nerviosas que afloran en la epidermis. Que produzca un efecto vivificante o calmante depende de la temperatura del agua.
Para obtener el tono vital necesario antes de la jornada laboral, conviene que sea más bien tibia (alrededor de 30ºC), sobre todo en su fase final. Quien prefieran ducharse con agua caliente pueden terminar con una lluvia fría, insistiendo en las piernas y los pies. Esto favorece la buena circulación, impide la hinchazón de los tobillos y descongestiona los órganos superiores.


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