diumenge, 23 de juny del 2013

FLORES DE BACH “LA PERFECTA TORMENTA DE LA VIDA”


Erase una vez un barco mercante muy grande que transportaba mercancías. Dichas mercancías eran muy valiosas. Eran vasijas de gran valor, todas ellas diferente: unas altas y estilizadas, otras más bajas y rechonchas, otras con forma más equilibrada; unas pequeñas, otras grandes, unas de cristal, otras de barro…. Y lo más importante, todas ellas eran preciosas.
Tras una tormenta poco más que “perfecta”, el barco se hundió y con él su preciada carga.


Después de muchos días de laboriosa búsqueda, nadie consiguió localizar su ubicación. Pasaron los años y el agua del mar, con todas sus partículas en suspensión, su flora, su fauna y las corrientes a las que estaban expuestas las vasijas, hicieron mella en la preciada carga. Todas esas partículas se iban depositando en la superficie de las vasijas hasta formar una costra. Dicha costra era diferente en cada una de ellas, dependiendo de su forma, estructura, porosidad, del lugar donde se habían depositado en el fondo marino, de todas las inclemencias a las que habían estado expuestas….podía seer más dura, más gruesa, más fina…

Un día un buceador encontró el barco y, con él las vasijas. Fueron rescatadas y llevadas a un centro especializado para empezar su restauración. Como tratamiento limpiador utilizaron Flores de Bach, que vertían sobre cada vasija varias veces al día. Las Flores eran elegidas por un experto restaurador, según las características de las adherencias. La energía vibracional de las Flores hacía que las costras adheridas fueran saltando poco a poco, a veces a trozos grandes y otros pequeños, en ocasiones lentamente y en otras no tanto.

 Algunas veces las capas que iban cayendo dejaban al descubierto otras capas de diferentes materiales y los restauradores tenían que ir variando las esencias florales y adecuándola a las necesidades que iban surgiendo.

Era un trabajo laborioso que duró varios meses, ya que al no ser un tratamiento ni corrosivo ni invasivo, el cual hubiera podido dañar las vasijas, era más lento, pero a su vez más eficaz y definitivo.

Las vasijas volvieron a brillar con todo su esplendor y, cada una en su sitio, podían realizar la función para la que habían sido creadas.”




Espero que la vida, con todas sus vicisitudes y enseñanzas, no nos haga zozobrar y adquirir una dura capa de protección como reacción a todo ello, que podamos ser resistentes y fluyamos con todo. Pero si no es así, un terapeuta floral podrá restaurar la mejor versión de nosotros mismos y podemos así realizar la labor para la que hemos sido creados: nuestra misión en la vida.

(Societat per a l’Estudi i la Difusió de la Terapia del Dr. Bach de Catalunya
Mª José Esbri)


Terapeuta Floral:   Mª José Caballé   

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