dimarts, 28 de maig del 2013

La enfermedad celíaca

La enfermedad celíaca es una intolerancia al gluten (complejo de proteínas contenidas en el trigo, centeno, avena, cebada y alimentos que contengan estos granos)  de carácter permanente que provoca, en individuos genéticamente predispuestos, una atrofia de las vellosidades del intestino delgado proximal (la parte del intestino más próxima al estómago) que afecta la capacidad de absorber los nutrientes de los alimentos.

La ingesta de gluten en personas celíacas, aunque sea en muy poca cantidad, provoca una reacción inmunitaria en el intestino delgado que causa una inflamación crónica que tiene como consecuencia la atrofia de las vellosidades intestinales, acompañada de síntomas que varían según los casos.
Las personas sanas tienen las paredes intestinales recubiertas de vellosidades y microvellosidades que tienen la función de aumentar la superficie de absorción de los nutrientes.

En las personas celíacas estas vellosidades desaparecen completamente, lo que daña la mucosa intestinal. Esta reducción de las vellosidades intestinales disminuye o impide la absorción de nutrientes, como por ejemplo proteínas, grasas, hidratos de carbono, vitaminas y sales minerales, y causa desequilibrios nutricionales y desnutrición.



Se puede presentar por primera vez en la infancia (lo más común) o en la edad adulta.
Los médicos estiman que un 1 %  de la población tiene la enfermedad celíaca.
Incluso las personas que no tienen la enfermedad pueden tener reacciones del sistema inmune o intestinal hacia el gluten, y los médicos piensan que alrededor del 15 % de la población puede ser sensible a él.
El componente genético está demostrado por la recurrencia familiar de la enfermedad celíaca, aproximadamente diez veces más común entre familiares de primer grado respecto del resto de la población.


No es una alergia

La enfermedad celíaca no es una alergia. La respuesta alérgica se da cuando el sistema inmunológico del organismo produce anticuerpos contra una sustancia normalmente inofensiva, presente en la comida o el entorno, como si se tratarse de un patógeno. En el caso de la enfermedad celíaca, el gluten presente en los alimentos daña el revestimiento del intestino delgado, lo que a su vez impide que el organismo digiera y absorba apropiadamente los alimentos. El resultado es una malnutrición crónica, con una deficiencia de calorías y nutrientes esenciales, como proteínas, vitaminas y minerales.


Síntomas

Los síntomas clásicos de este trastorno están relacionados con la mala absorción de los alimentos que provocan irritabilidad, inapetencia, distensión y dolor abdominal, deposiciones frecuentes, malolientes, espumosas y voluminosas, a veces acompañadas de vómitos, retortijones intestinales, hinchazón abdominal y malnutrición, causando pérdida de peso en personas adultas, inhibición del crecimiento en niños y problemas óseos. 

Con frecuencia se desarrolla deficiencia de ciertos nutrientes, principalmente vitaminas y sales minerales como por ejemplo la falta de vitamina A (xeroftalmia), D (Raquitismo), K (trastornos de la coagulación), de hierro (Anemia), de calcio, entre otras manifestaciones.

Aunque no se conoce la relación, se asocia frecuentemente la intolerancia al gluten con la dermatitis herpetiforme.






Diagnóstico

Actualmente no existe un examen médico para reconocer la intolerancia al gluten, pero puedes realizar varios pasos para reconocer la intolerancia al gluten de tu cuerpo y empezar el camino hacia un futuro más saludable.

 En general, basta hacer un análisis de sangre específica para tener un primer diagnóstico de la intolerancia al gluten. Pero para confirmar el diagnóstico es necesario efectuar una endoscopia y una biopsia intestinal, es decir, la extracción de un fragmento del tejido, sometido a examen histológico, que permita determinar la atrofia eventual de las vellosidades intestinales.

Dado que los síntomas son variados y no específicos, es posible que en muchas personas la intolerancia al gluten no haya sido diagnosticada. En ocasiones, se diagnostica en etapas avanzadas de la vida.

Debería desaconsejarse el autodiagnóstico; la adopción de una dieta sin gluten "por si acaso", sin asistencia profesional, puede llevar a una alimentación desequilibrada e inapropiada, con más inconvenientes que ventajas.

Aún no se sabe por qué algunas personas desarrollan esta enfermedad, aunque parece tener un componente hereditario. En la actualidad, la única medida preventiva recomendada es evitar introducir alimentos con trigo en la dieta de los bebés hasta los seis meses de edad.




Tratamiento: Una dieta sin gluten

Cuando las personas con enfermedad celíaca siguen una dieta sin gluten, el revestimiento intestinal se repara progresivamente y vuelve a funcionar con normalidad. A muchas personas les cambia la vida a medida que el organismo se recupera y los síntomas desaparecen.

El gluten se encuentra en los granos de trigo, centeno, cebada y avena, utilizados en la fabricación de muchos alimentos cotidianos como el pan, los cereales de desayuno, la pasta, las pizzas, las masas, los pasteles y las galletas. Sin embargo, no siempre es tan sencillo, ya que los cereales que contienen gluten también se utilizan como ingredientes en rebozados, salsas y algunos productos cárnicos, como salchichas y hamburguesas. El arroz, las patatas y el maíz no contienen gluten. Actualmente existen también muchos productos especiales sin gluten para quienes padecen este trastorno.


Seguir una dieta sin gluten puede quitar tiempo y parecer complicado. Sin embargo, una vez diagnosticada la enfermedad celíaca, los pacientes disponen de varios tipos de asistencia y ayuda. Un nutricionista cualificado les puede ayudar a elegir los alimentos más apropiados y a organizar una dieta equilibrada y sabrosa que se adapte al estilo de vida de la persona. También existen listas que contienen información actualizada sobre los productos elaborados que no contienen gluten y pueden incluirse en la dieta sin problemas.



Beneficios de la dieta sin gluten

 En el individuo con síntomas típicos, los efectos del tratamiento son rápidos, en pocos días se nota una mejora en la apetencia y el estado de ánimo, y progresivamente desaparecen los síntomas como la diarrea y el estreñimiento, y en los niños se retoma el crecimiento.
También las alteraciones metabólicas, como la mineralización ósea reducida o la anemia por falta de hierro, se van normalizando, aunque en estos casos la recuperación es un poco más lenta.


Complicaciones si no se hace la dieta sin gluten

No seguir una dieta sin gluten puede tener consecuencias graves como por ejemplo:
Osteoporosis (deficiencia de calcio)
Anemia (deficiencia de hierro)
Enfermedades autoinmunes asociadas (diabetes, tiroides…)

Neoplasias intestinales y extraintestinales (cánceres intestinales o extraintestinales)

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